Una de las cosas que más he disfrutado estos últimos meses ha sido aprender a tejer con telares.
A veces soy muy cabezona... y tras varios intentos y muchas pruebas conseguí cogerle el punto, y por supuesto el gusto.
La entrada de hoy no es mi primer trabajo, pero sí uno de los más elaborados.
Este cuello, que en principio iba a ser de un color, acabó siendo de dos, por la simple razón de que cuando me dí cuenta que no tenía suficiente con un ovillo y fuí a comprar un segundo... ya se había agotado. Esto me obligó a improvisar y como premio, os cuento que aprendí a usar dos hebras en vueltas distintas; y como aún así me parecía poco pues le puse ochos o trenzas...
Este es el resultado
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