El pasado 24 de Agosto de 2013 (ya ha llovido), tuvo lugar un acontecimiento importante en mi vida: se casó mi gran amiga de infancia Marta; Sí, en mi última entrada os hablé brevemente de ella.
Lo que a veces es una obligación y se plantea como un auténtico co****... En este caso concreto, fue una alegría y un momento deseado; Como dijo Daniel en su momento, era la excusa perfecta para reunir, por fin, a todos los amigos.
Y aquí hago un inciso: visitad su página; os sorprenderá.
Contaros que Marta quería llevar, en un día tan especial, algo que yo le hiciera; Y por eso, con ocho meses de retraso, os enseño la pulsera que lucía el día de su boda ( Realizada con plata y crital de Swarovski, es una sencilla pulsera de herringbone a la que le incorporé sus iniciales: M&D y unas pequeñas esposas, símbolo de su unión).
No voy a enrollarme más de la cuenta entorno al evento; simplemente añadir al final de la entrada, para quien desee echarle un vistazo, la "emotiva" carta que leí para los todavía novios durante la ceremonia y que no hubiera sido posible sin la inestimable ayuda de Mari Pili .
Lo que a veces es una obligación y se plantea como un auténtico co****... En este caso concreto, fue una alegría y un momento deseado; Como dijo Daniel en su momento, era la excusa perfecta para reunir, por fin, a todos los amigos.
Y aquí hago un inciso: visitad su página; os sorprenderá.
Contaros que Marta quería llevar, en un día tan especial, algo que yo le hiciera; Y por eso, con ocho meses de retraso, os enseño la pulsera que lucía el día de su boda ( Realizada con plata y crital de Swarovski, es una sencilla pulsera de herringbone a la que le incorporé sus iniciales: M&D y unas pequeñas esposas, símbolo de su unión).
No voy a enrollarme más de la cuenta entorno al evento; simplemente añadir al final de la entrada, para quien desee echarle un vistazo, la "emotiva" carta que leí para los todavía novios durante la ceremonia y que no hubiera sido posible sin la inestimable ayuda de Mari Pili .
Marzo de 1985. Un fin de semana, un pueblo diminuto y la única niña de
ocho años que lo habitaba.
Una niña coja porque el día anterior se había caído de la bicicleta;
pero con toda la fantasía característica de la edad; y las ganas, intactas, de abrir
su corazón y compartir su mundo, dado que en su espacio no existía la
posibilidad de tener amigas.
En ese tiempo y a ese lugar llegó, para quedarse, una niña nueva.
La otra, la cojita, hizo unos cuantos intentos de acercamiento:
llegaba, la veía, se asustaba... y huía. Su necesidad de comunicación quedaba
contrarrestada por la vergüenza típica de la edad y tal vez, también, por el
miedo a que un posible fracaso le impidiera obtener aquello que tanto anhelaba.
Hasta que, por suerte para ella, la complicidad de su padre puso fin a tantas
angustias: “mira maja, esta es mi hija”.
Así nos conocimos Marta y yo, en un día que quedó en el recuerdo para
siempre
Desde entonces hemos recorrido un largo camino en el que junto a ella
descubrí la importancia de sentirme igual por afinidad, la alegría de
compartir, el placer de jugar, la seguridad de descubrir las cosas juntas y la
experiencia de su amistad mantenida en el tiempo.
Después, tras el abandono del espacio común, quedarían también en mi
memoria sus largas cartas que me acompañaban en mis viajes de autobús a Madrid
y, una vez en el destino, la esperanza de todas las que arribaron por correo a
mis múltiples destinos.
Atesoro experiencias a través de sus palabras escritas, antes de que el
teléfono las fuera sustituyendo por otro tipo de acercamiento, en el que el
tono de la comunicación ponía estado de ánimo a los pensamientos.
Distintos medios para poner voz a una amistad a salvo de distancias.
Por eso, porque
no hay lejanía posible cuando nos une el sentimiento, estamos aquí para
compartir con mi amiga y su pareja la alegría de su esperanza.
Dani y Marta
que, precisamente por ser –casi- opuestos, se complementan:
Él: decidido,
extravertido, emprendedor; Ella: tímida y prudente; Dani: pragmático, sincero hasta el dolor, generoso; y tan romántico como para regalarle a Marta
una boda como esta.
Dani y Marta: mi
regalo hoy no podría ser otro que el deseo de mucha suerte para vuestra
aventura, felicidad durante el trayecto, ilusión por el futuro común y la confianza
de seguir compartiendo con vosotros nuestros momentos importantes.
Porque el día de hoy, fundamental en la vida de mi amiga, quedará
también en mi memoria como un recuerdo para siempre.
No podría ser
de otra manera.
Gracias.
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